Sonia Bartol Sánchez Profesora de la Universidad Isabel I
Mar, 28/11/2017 - 13:58

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Fotografía de los Museos Imperiales de la Guerra de la ayudante del oficial de sección Noor Inayat Khan, cuyo nombre en clave era Madeleine, y que trabajó como espía en la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. 

Noor Inayat Khan nació en 1914 en San Petesburgo. Su padre, Inayat Khan, pertenecía a la aristocracia india y era maestro Sufí. Conoció a su madre en los Estados Unidos en la época en la que se expandió el Sufismo en Norteamérica. Noor se crió en un ambiente familiar culto y armonioso donde la música era una constante, allá donde estuvieran en Rusia o en Francia. Componía, como su padre, música para piano y arpa.

Noor estudio Psicología Infantil y Música en la Universidad de la Sorbona. Desafortunadamente, la muerte de su padre cuando Noor tenía solamente 13 años cambió su forma de vida. Tuvo que hacerse cargo de sus hermanos, ya que la salud de la madre había quedado devastada ante la muerte de su marido. Unos años después comenzaría la Segunda Guerra Mundial. Durante este tiempo Noor publicó su libro de fábulas budistas para niños 'Veinte Cuentos Jataka'.

París fue invadido por los nazis y Noor con su madre y dos hermanos escaparon de Francia en el último barco posible para el Reino Unido. A pesar de haber conseguido huir, Noor y un hermano no se conformaron. Decidieron dar un paso adelante. El hermano se registró en el ejército británico y ella fue reclutada por el SOE gracias a su conocimiento y dominio del inglés y el francés. 

El SOE es el Servicio de Operaciones Especiales del MI5 del Reino Unido, durante la Segunda Guerra Mundial fue un departamento activo donde reclutaban mujeres que hablaban perfectamente francés. Su objetivo era boicotear la invasión nazi en Francia desde dentro. A pesar de su voluntad para ayudar, Noor no pasó las pruebas. Su fragilidad física le impidió seguir el intenso entrenamiento al que se sometían tanto hombres como mujeres. Pero también influyo en su comportamiento, su moral y ética, que seguían gravadas fielmente en su espíritu por el Sufismo. No lograba sujetar una pistola en la mano y era incapaz de mentir.

Aun así, la enviaron a territorio nazi en un paracaídas y con una maleta que contenía la emisora de radio para enviar mensajes en Morse y en clave. El nombre de guerra de Noor en el SOE era Madeleine.

Emprendió esta aventura de espaldas a su madre que nunca supo la actividad a la que se dedicaba su culta hija hasta el final de su vida. El SOE se encargaba de entregar las cartas de Noor a su familia, de forma que no hubiera ninguna sospecha de que la agente se encontraba en Francia en una misión especial.

La princesa espía en la Segunda Guerra Mundial

Busto en memoria de Noor Inayat Khan ubicado en Gordon Square, Londres. | By Pete Stean (Propio trabajo) [<font style="vertical-align: inherit;"><font style="vertical-align: inherit;">CC BY-SA 3.0</font></font>], via Wikimedia Commons

El promedio de vida de un o una agente de la resistencia en territorio nazi era de unas tres semanas, Noor consiguió burlar a la Gestapo durante cuatro meses. Finalmente, la descubrieron, pero no por un error de la princesa, si no por una traición de la hermana de un agente francés que vendió su paradero por dinero.

En los cuatro meses que sobrevivió en Paris, Noor cargaba todos los días con su pesada maleta de 14 kilos de hotel en hotel, de casa en casa. Su camino cambiaba para burlar a los nazis y poder seguir enviando mensajes. Se hizo cada vez más osada e incluso, en una ocasión, emitió información desde un edificio cercano al centro de operaciones de la Gestapo en París.

Tras su captura, los nazis se apoderaron de la radio y continuaron emitieron mensajes a la SOE con información falsa. Mensajes que pasaron por reales durante meses ya que los británicos pensaron que era Noor quien los enviaba.

Sin embargo, la princesa ya estaba en el campo de concentración de Dachau junto a otras agentes de la resistencia. Fue calificada como prisionera altamente peligrosa, ya que intentó escaparse varias veces, por lo que era aislada de otras prisioneras y esposada.

Testigos de la muerte de estas valientes mujeres, dijeron después de la Segunda Guerra Mundial que la princesa frágil, que no tenía resistencia en la formación militar, se mantuvo firme en silencio mientras la torturaban. Nunca traicionó a los suyos. En 1944, antes de recibir un tiro en la nuca, su última palabra fue: ¡Liberté!

Noor Inayat recibió las medallas post mortem de Francia (Cruix de Guerre) y del Reino Unido (George Cross).

Para más información sobre esta heroína hay libros sobre su biografía y diversos documentales sobre su vida.

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