Carlos Pérez Atanet - Vie, 21/10/2016 - 13:20
Ilustración: Fernando Serra
Serie: 'Del dicho al hecho histórico' (XXVII)
Para encontrar el origen de la frase «en boca cerrada no entran moscas», os proponemos un viaje al siglo XVI, concretamente al reinado de Carlos I en España. Hijo de Juana I de Castilla y Felipe I el Hermoso, el monarca y futuro emperador sufría, desde su nacimiento, de una deformación de la mandíbula conocida como prognatismo.
Esta deformación, que iba aumentando con el tiempo y que le obligaba a mantener constantemente la boca entreabierta, era un padecimiento frecuente entre los miembros de la monarquía, debido a su carácter hereditario y a los habituales ‘cruces’ endogámicos con familiares pertenecientes a una misma dinastía.
La cuestión es que hay testimonios que recogen un episodio sucedido en un viaje a Calatayud del monarca, cuando un lugareño le dijo al rey: «Cerrad la boca, majestad, que las moscas de este reino son traviesas». Esta frase habría dado origen a la expresión castellana «en boca cerrada no entran moscas», que hoy en día se sigue utilizando y que se emplea, normalmente, para hacer callar a alguien.
Fuente de consulta: Gargantilla Madera, P. Historia clínica del emperador. Disponible en http://hdl.handle.net/10486/1257.
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