David Mota Zurdo Coordinador del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte
Lun, 29/03/2021 - 11:39

tiro de penalti en blanco y negro

Hoy se cumple una efeméride notable para la historia del deporte: la victoria del Blackburn Rovers sobre el Queen’s Park en la final del torneo de la Asociación de Fútbol británica, también conocida como FA Cup, de 1884. Han pasado 137 años desde que se disputara aquel partido en el que se enfrentaron el conjunto de Lancashire y de Glasgow. Pero ¿por qué es importante este partido?

partido

Los orígenes del fútbol en Europa. Fuente: Caixa Bank

El fútbol: un deporte de masas

El enfrentamiento entre dos equipos británicos puede resultar ajeno, sobre todo, si se observa desde la óptica actual o sin hacer memoria de los principales hitos de la historia del fútbol, pero lo cierto es que dadas sus características y lo que supuso para la historia de este deporte, tanto en las islas británicas como en el resto de los países que empezaron a fijarse en su práctica, debería ser un lugar común. Y es que tanto esta final de la FA Cup como otras que se jugaron en la década de 1880 fueron fundamentales para el afianzamiento y desarrollo del fútbol profesional en un tiempo en el que los equipos de fútbol pugnaban entre el amateurismo y la incipiente profesionalización.

En 'The invention of tradition' (La invención de la tradición), un interesante libro que Eric Hobsbawm y Terence Ranger publicaron en 1983, se plantea cómo diferentes tradiciones han sido “inventadas” por los Estados-Nación con el objetivo de reproducir y retroalimentar una determinada identidad. En la construcción de estas invenciones, tal y como plantean estos dos historiadores, la clase obrera ha jugado un papel fundamental en la consolidación de dos elementos que han sido clave en la historia reciente: la indumentaria y los deportes de masas. A nadie se le escapa que estos dos elementos convergen en el fútbol, símbolo del obrerismo desde finales del siglo XIX, y, por consiguiente, evidencia el importante papel que ha jugado la gente común, en palabras de E.P.Thompson, en el impulso, afianzamiento y despliegue del fútbol por el continente europeo y por todo el globo.

Retomando el contexto cronológico de la efeméride que aquí se trae a colación, entre 1870 y 1880 el fútbol se dotó en Inglaterra de normas e instituciones fundamentales, como la citada FA, propiciando contra pronóstico la profesionalización del deporte. En origen, dejando aquí al margen la conocida práctica popular que data del siglo XVI en la que los ciudadanos de dos localidades se enfrentaban en un campo abierto (sin delimitaciones, ni número de jugadores concretos) con un balón entre los pies para tratar de llevarlo a la entrada de la ciudad del rival, los practicantes iniciales del fútbol fueron miembros de la aristocracia británica. Estos, que se dedicaron a la práctica del deporte por pura salud e higiene física, en consonancia con los cánones de la época y las actividades de ocio de la élite, vieron en las masas un peligro para el fútbol. Los lores, educados en Eton College, Shrewsbuy School o Harrow, trataron de patrimonializar este deporte poniendo todo tipo de trabas normativas para que su práctica no se hiciera extensible a la clase obrera.

partido de fútbol.Obreros en Anfield (Liverpool), circa 1901. Fuente: La trova web

Obreros en Anfield (Liverpool), circa 1901. Fuente: La trova web

Sin embargo, esto no impidió que el fútbol dejara de ser a finales del siglo XIX una práctica aristocrática de los universitarios ingleses y que surgieran clubes obreros, formados por trabajadores que después de largas jornadas laborales dedicaban tiempo y esfuerzo a la práctica de este deporte. Estos clubes de trabajadores se enfrentaron al importante obstáculo económico de sufragar sus desplazamientos a la capital inglesa u otras partes del país, que sólo pudieron sufragar gracias a los propietarios de las fábricas y/o factorías en las que estos trabajaban: los empresarios interpretaron que una victoria de su club redundaría en prestigio para su compañía, club, ciudad y productos manufacturados y, por eso, se volcaron a la hora de hacer frente a los gastos de desplazamiento.

Pero ¿por qué poner en valor la final del Blackburn Rovers-Queen’s Park de 1884 y no la del Blackburn Olympic-Old Ettonians (antiguos alumnos de Etton College) de 1883?

La respuesta sencilla es porque la de 1884 fue la primera vez en la que un club obrero, el Blackburn Rovers, ganó una competición como la FA Cup. Hasta entonces el torneo-copa de la asociación de fútbol inglesa había estado dominado por los equipos universitarios de la élite, sobre todo, el Old Ettonians, campeón en diferentes ediciones. La victoria del Blackburn fue un importante punto de inflexión para la historia del fútbol, que pasó de ser una práctica de una minoría a un deporte de masas. Asimismo, esta final también es destacable porque la jugó Fergus Suter: el primer jugador pagado y, por consiguiente, profesional de la historia del fútbol. Con él comenzó la profesionalización de este deporte con prácticas como la contratación por las empresas de los mejores futbolistas de clase obrera. Los empresarios, para evitar ser penalizados por la asociación de fútbol inglesa, que prohibía tajantemente estas prácticas, les dieron un puesto de trabajo en sus fábricas para tratar de eludirlo. Es lo que se conoció como amateurismo marrón o pago a personas por representar a un club en competiciones de aficionados en las que estaba prohibida la recepción de un salario por su práctica. El caso de Suter es significativo porque se trasladó de su Glasgow natal a Lancashire para, en teoría, trabajar en las fábricas algodoneras de Darwen, pero pronto quedó constatado que no fue allí por sus dotes en la producción de tejidos, sino por su habilidad con el balón.

Blackburn Rovers. 1884. Fuente: Wikipedia

Blackburn Rovers. 1884. Fuente: Wikipedia

Una historia llevada a la ficción

Recientemente Netflix ha lanzado la historia de Suter y de los primeros clubes ingleses a través de The English Game (Un juego de caballeros en su versión traducida al español). Se trata de una miniserie de 6 capítulos en la que se narran los acontecimientos que aquí se han relatado anteriormente, pero que incide sobre todo en la gestación del fútbol profesional. Si bien, la serie es mucho más que una historia de fútbol, pues en ella se ven cuestiones como el movimiento obrero, las pugnas entre el norte y el sur de Inglaterra, la rivalidad entre los empresarios algodoneros, el control gremial sobre las empresas y, por consiguiente, sobre una población sumergida en la pobreza, la decadencia y las dificultades para ascender socialmente y cambiar su modo de vida.

Como se ha señalado, es una serie que está basada en la vida de Fergus Suter, pero también en la de Arthur Kinnaird, dos futbolistas de extracción social muy distinta, pero con objetivos comunes: hacer del fútbol un deporte y no una práctica de caballeros.

Portada Un juego de caballeros. Fuente: Cine Nueva Tribuna

Portada Un juego de caballeros. Fuente: Cine Nueva Tribuna.

Por eso, sin ánimo de hacer muchos spoilers, recomiendo su visionado con algunas reservas:

1. Es una historia basada en hechos reales en la que hay mucha ficción. Por ejemplo, no se cita adecuadamente el club de Suter (se habla de Blackburn, pero no se sabe si el Olympic o el Rovers).

2. Las fechas son imprecisas: la trama se centra en una final (la que se ha destacado en los epígrafes anteriores) que la serie sitúa en 1883, cuando en realidad se jugó en 1884.

3. Se añaden personajes de los que no hay constancia documental, sobre todo, los relacionados con la historia de amor de Suter.

En cualquier caso, esta serie es un interesante pasatiempo que sirve para entender todo lo aquí señalado y, sobre todo, poner en valor la efeméride a destacar: que el 29 de marzo de 1884 un club formado exclusivamente por obreros ganó la FA Cup y que con esta victoria vino el despliegue del fútbol y su desarrollo profesional.

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