Andrés Seoane Fuente - Jue, 30/11/2017 - 10:26
Ilustración: Rocío Raya.
Serie: 'Del dicho al hecho histórico' (XXXIV)
Esta expresión procede de la Biblia y su intención primera era significar que el hombre necesita para vivir, además de alimentarse y de poseer bienes materiales, cubrir sus aspiraciones espirituales. Y más concretamente, en este caso se refiere a las religiosas. La frase está extraída del Evangelio según San Mateo (4: 3-4), cuando Jesús es llevado al desierto por el Espíritu Santo para que le tentase el diablo. Cuando este último le pide que convierta unas piedras en pan como demostración de que es el hijo de Dios, Jesús le responde: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Este proverbio, con el transcurso del tiempo, ha pasado a utilizarse para otro aspecto muy alejado del cuidado de las cuestiones espirituales: señalar que las personas tienen que comer, pero también satisfacer sus necesidades sexuales.
Las referencias a este dicho son extensas, como en El guitón Onofre (1604), de Gregorio González; El visitador del pobre (1860), de Concepción Arenal; o Personas, obras, cosas (artículos y ensayos escritos entre 1904 y 1912 y publicados en 1916), de José Ortega y Gasset.
Fuentes de consulta:
Añadir nuevo comentario