Rodrigo Cubillo León - Mar, 16/12/2025 - 13:42

Infografía de Escape room: mujeres científicas y su ADN. Autora: Marta San Martín García.
Proyecto Mujeres en la Historia: arte, ciencia y educación (V)
Coautor de este trabajo: Eduardo Téllez Jiménez.
A lo largo de la historia, muchas mujeres han impulsado algunos de los descubrimientos más transformadores de la biología molecular. Sin embargo, sus nombres no siempre aparecieron en los libros de texto ni en los premios más prestigiosos. Esta brecha entre aportación y reconocimiento nos invita a hacernos una pregunta esencial: ¿cuántas historias científicas han sido ocultadas por no cumplir con las normas sociales de su época?
En un momento en el que la educación busca cada vez más estrategias motivadoras, los escape rooms educativos se han convertido en una herramienta poderosa para aprender haciendo. Su combinación de narrativa, reto, cooperación y emoción convierte el aula en un entorno inmersivo, donde el alumnado deja de memorizar conceptos para experimentarlos. El aprendizaje basado en juegos potencia la curiosidad, el razonamiento y el trabajo en equipo, permitiendo vivencias que permanecen en la memoria mucho más allá del contenido teórico.
Escape room: Mujeres científicas y ADN
En este contexto nace “Escape room: Mujeres científicas y ADN”, una propuesta lúdico-formativa que transforma el aula en un laboratorio de descubrimientos, investigación y reivindicación histórica. El producto propone un recorrido inmersivo por las aportaciones de cinco pioneras de la biología molecular —Rosalind Franklin, Margarita Salas, Martha Chase, Nettie Stevens y Mary-Claire King—. Cada una de estas investigadoras realizó descubrimientos esenciales para comprender la estructura, la herencia y la función del material genético, aunque muchas de ellas tuvieron que enfrentarse a obstáculos derivados de su condición de mujeres en contextos dominados por hombres. Este escape room no solo invita al alumnado a adentrarse en la historia científica de estas figuras clave, sino también a reflexionar críticamente sobre cómo se construyen los relatos de la ciencia y quiénes quedan fuera de ellos.
La dinámica se articula en cinco estaciones, cada una dedicada a una científica y acompañada de un reto temático. Cada prueba resuelta proporciona una cifra que, unida a las demás, conduce al código final que permitirá “restaurar el legado científico”, una metáfora central en la narrativa del proyecto. Estas estaciones combinan información biográfica con desafíos inspirados en los descubrimientos que hicieron célebres a sus protagonistas. Así, la estación de Rosalind Franklin propone resolver una matriz numérica basada en los patrones de difracción de rayos X que dieron lugar a la célebre Fotografía 51. La de Margarita Salas invita a descifrar una secuencia de ARN usando la complementariedad de bases y un código numérico. En la de Martha Chase, el alumnado debe interpretar un mensaje cifrado mediante números atómicos para comprender cómo se demostró que el ADN es el material hereditario. Nettie Stevens reta a traducir un mensaje en código morse en alusión a sus investigaciones sobre cromosomas sexuales, mientras que Mary-Claire King plantea comparar secuencias genéticas de humanos y chimpancés para calcular diferencias, al estilo de sus estudios sobre evolución y cáncer. La resolución final puede adaptarse según las preferencias del profesorado: a través de un código QR, un candado numérico, una caja cerrada o cualquier mecanismo físico o digital que añada emoción al desenlace del juego.
Aprendizaje activo
Más allá del componente lúdico, esta propuesta busca impulsar un aprendizaje activo que fomente la reflexión en torno a tres preguntas: ¿Qué descubrieron estas científicas?; ¿Por qué muchas recibieron reconocimiento tardío o parcial?; y ¿Qué nos enseña su legado sobre el papel de las mujeres en la ciencia? Cada estación aporta elementos para responder a estos interrogantes. Por un lado, muestra cómo sus hallazgos transformaron la comprensión del ADN, desde la doble hélice observada por Franklin hasta el gen BRCA1 identificado por King, evidenciando que la biología molecular es un trabajo colectivo. Por otro, permite analizar las desigualdades históricas: trabajos usados sin permiso, colaboraciones invisibilizadas, carreras truncadas o éxitos minimizados. Abordar estas injusticias desde el juego, con rigor y sin dramatismos, ayuda al alumnado a comprender que el progreso científico depende también de la igualdad de oportunidades. Finalmente, el legado de estas investigadoras enseña que la perseverancia, la creatividad y el compromiso pueden abrir caminos incluso en espacios adversos, y que la ciencia avanza cuando todas las voces pueden aportar.
En definitiva, se trata de algo más que una actividad divertida, es una herramienta de innovación educativa que combina divulgación científica y perspectiva de género para que el alumnado experimente la ciencia desde dentro, con la mente, las manos y también la emoción. Al descifrar el código final y “restaurar el legado científico”, la actividad transmite una idea poderosa: la ciencia progresa cuando reconocemos a quienes la han hecho posible, sin silencios ni omisiones. Y quizá esa sea su mayor enseñanza, que cada descubrimiento es también una historia humana, y que aprender a mirarla nos convierte en mejores estudiantes, mejores docentes y, en definitiva, una sociedad más justa.
Puedes descargar el contenido de esta actividad en el siguiente pdf que es gratuito y puede utilizarse en las aulas.
Puedes seguir los proyectos completos en los siguientes enlaces:
1. Proyecto Mujeres en la Historia: arte, ciencia y educación.
2. Un proyecto para mirar el pasado con ojos nuevos… y aprender desde la experiencia.
3. La pedagogía del mapeo en FPB: activando conciencia crítica y tejido social en contextos educativos.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 3101-4380
Burgos, España